Bienestar y educación
El desarrollo del sistema escolar va ligado prácticamente desde sus inicios a un debate paralelo sobre las funciones que se esperan o atribuyen al mismo. Desde un punto de vista funcionalista y bajo los postulados de la modernidad, la escuela debía servir para construir el tipo de persona que la sociedad moderna requería: que se rigiera por los enunciados de la ciencia y de la razón, preparado para trabajar en un contexto industrial capitalista, y enfocado a un desarrollo individual más que comunitario. La escuela era una potente herramienta en manos de los Estados para el adiestramiento de sus ciudadanos. No faltaron desde el siglo XIX voces críticas a este modelo escolar, desde Marx, pasando por diferentes teóricos neomarxistas, Weber, hasta pedagogos que hablan de la escuela en otros términos: Freinet, Montessori, Ferrer i Guardia, etc.
Mucho ha cambiado la sociedad occidental que se mueve en contextos cada vez más complejos y cambiantes, y como no, sobre la mesa de nuevo el papel que ha de tener la educación. Al menos en lo discursivo hemos asistido a un mayor integración de perspectivas tecnocráticas y humanistas; es decir, se habla del papel de la escuela para formar en competencias que van a ser fundamentales para gestionar los retos profesiones y sociales que se nos plantean, al tiempo que se asume la necesidad de una visión más humanista en la que es fundamental el desarrollo de competencias para una mejor convivencia. Esto en la teoría, otra cuestión es qué sucede en el día a día de los centros, cuando se impone el curriculum y las inercias ligadas al espacio escolar.
Si queremos que la educación sea significativa en las formas de vida de nuestros estudiantes, es necesario que dipongan de las habilidades, actitudes, y herramientas que les permita desenvolverse y aportar en el actual paradigma de la incertidumbre, el caos y la complejidad. Ahora bien, y especialmente después de una vivencia como la que ha supuesto la pandemia mundial, ¿Cómo trabajamos los equilibrios entre bienestar persona, bienestar social, instrucción, educación en competencias transversales, individualización, colectividad…? ¿Qué competencias y capacidades son fundamentales, y qué objetivos trabajamos en cada una de las etapas educativas?
Voces desde diferentes ámbitos de las ciencias sociales (Byung-Chul Han, 2010; Bauman, 2009, 2010; Cabanas e Illouz, 2018) han venido alertando sobre los peligros de una sociedad que cada vez se siente más estresada, más ansiosa, más deprimida y frustrada por su rendimiento, por dar respuesta, por la necesidad de conseguir la felicidad, cuya responsabildiad al fin y al cabo recae en la persona individual, porque para eso se ha inculcado la idea de que cada una es única, con capacidad para autogestionarse y conseguir lo que se proponga si dispone de las competencias para ello y lucha por sus sueños.
Se hace necesario introducir la reflexión y la educación para el bienestar en el ámbito educativo desde una perspectiva interdisciplinar, social y crítica, y generar propuestas que permitan abordar un crecimiento humano y social desde enfoques que ponen en valor el bienestar, con el cuidado, la justicia social y la sostenibilidad como pilares fundamentales.
Líneas de investigación
Objetivos
Proyectos relacionados
CReativity in Action to promote YOung eNtrepreneurShip CReativity in Action to promote YOung eNtrepreneurShip (CRAYON’s, 2015-1-ES01-KA203-016056) is a Strategic Partnership for Higher Education
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Nombre | Participación | Unidad |
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Dra. Yolanda Cano Cabrera | Investigadora principal | Educación y deporte |
Dra. Sabine Heiss | Investigadora | Educación y deporte |